¿Qué es el gas natural ?

El gas natural es un combustible natural de origen fósil que se encuentra normalmente en el subsuelo continental o marino. Es un producto que se conserva en grandes depósitos subterráneos (cuencas gasíferas o yacimientos).

Se formó hace millones de años cuando una serie de organismos descompuestos, como animales y plantas, quedaron sepultados bajo lodo y arena, en lo más profundo de antiguos lagos y océanos. A medida que se acumulaba lodo, arena y sedimento se fueron formando capas de roca a gran profundidad. La presión causada por el peso, más el calor de la tierra, transformaron lentamente el material orgánico en petróleo crudo y en gas natural.

El gas se acumula en bolsas entre la porosidad de las rocas subterráneas. En ocasiones queda atrapado, debajo de la tierra, por rocas sólidas que evitan que el gas fluya, formándose lo que se conoce como yacimiento. Desde esos depósitos naturales se extrae a través de perforaciones de la capa terrestre o submarina, lo que se denomina pozo. 

Se trata de una mezcla de hidrocarburos en la que predomina el metano (85% - 95%), y en la que también se encuentran etano, propano, butano y pentano. Además se suele presentar con otros compuestos, como metales y azufre, que se eliminan antes de llevarlo a las redes de transporte o a las plantas de licuación.

El gas natural se mide en unidades de energía, y no en volumen o peso, es decir, por su poder calorífico o calor que desprende en su combustión. La cantidad se expresa comúnmente en kilovatios hora por metro cúbico (kWh/m3). El rango está entre 10 a 13 kWh/m3 medido a 0ºC y 1 atmósfera. 

 

 

 

Mientras que las reservas de petróleo están concentradas en Oriente Medio (65%), la localización de los yacimientos de gas natural es más diversa, lo cual constituye una garantía a tener en consideración. Las principales bolsas se encuentran en Rusia y en Oriente Medio, pero también hay cantidades importantes en otras zonas. Las reservas probadas se han incrementado en los últimos años, en los que Estados Unidos ha emergido como uno de los mayores productores. Esto ha propiciado la mejora en la seguridad de suministro. A medida que avancen las prospecciones y la tecnología, el plazo será mayor.

A principios del siglo XXI, las reservas probadas europeas (especialmente de Noruega, Gran Bretaña y Holanda) suponían el 3,5% del total mundial; las de Asia, el 7%; las de África, el 7,67%; las de América, el 9,31%; las de Oriente Medio, el 33,9%, y las de la Federación Rusa, el 38,8%.

España  tiene en Argelia a su principal proveedor de gas natural, país que aporta  alrededor del 50 % del total importado. Otros suministradores son Noruega, Qatar, Nigeria, Trinidad y Tobago o Perú.

 

Porque es más seguro de manejar y más fácil de transportar. Licuado, el producto tiene un volumen seiscientas veces menor que en estado gaseoso, lo que permite abaratar su traslado en barco a grandes distancias. Además, convertido en líquido, el gas ni arde ni explota, de modo que se mejora notablemente la seguridad de la navegación.

La licuefacción se consigue enfriando el gas natural a 160 grados bajo cero y a una presión próxima a la atmosférica. Las plantas que realizan este proceso se encuentran situadas en la costa, habitualmente cerca de los yacimientos, y pueden disponer de uno o más trenes de GNL, que forman unidades independientes pero que comparten la misma terminal de embarque.

El gas licuado supone una gran ventaja estratégica, en tanto que da libertad al mercado porque diversifica los proveedores y la procedencia del combustible, lo que no ocurre con las importaciones por gasoducto, donde suministrador y consumidor están cautivos el uno del otro.

 

El transporte desde el país productor hasta el consumidor se hace por barco o por gasoducto, y este puede ser terrestre o submarino. En el caso del GNL, se lleva a destino en grandes buques metaneros que, en lugar de bodegas, tienen tanques criogénicos. Se trata de naves de alto nivel tecnológico y con requerimientos de seguridad elevados, cumpliendo estándares de seguridad internacional y siendo sometidos a revisiones periódicas.  Los astilleros de Navantia en Ferrol son líderes mundiales en esta actividad. 

Una vez regasificado en planta, el transporte del gas se realiza a través de la red de tubos. Reganosa –que está certificada como TSO- posee su propio gasoducto, que forma parte de la red troncal española.  

El gas licuado, también puede ser distribuido utilizando camiones cisterna –lo que resuelve un grave problema social en poblaciones dispersas que carecen de gasoductos- o, por transporte marítimo, por medio de metaneros de pequeño tamaño.

España destaca en el mundo por su dotación de terminales de recepción de GNL, de ahí que más de la mitad del gas natural importado llegue licuado y, por lo tanto, a bordo de metaneros. La Península Ibérica dispone de enlaces con el resto de Europa y África, si bien los primeros necesitan ser mejorados. El gasoducto de Reganosa entronca con el resto de la red nacional en Guitiriz (Lugo) y en Abegondo (A Coruña).

 

El gas natural es inodoro, aunque a veces, tal como se extrae del yacimiento, puede llevar algún producto químico que le confiere cierto olor, y que se elimina en el tratamiento inicial. La legislación española establece que el combustible ha de ser odorizado por razones de seguridad, de modo que, si hubiese una fuga, el olor actuaría como un mecanismo de alerta ante la misma.

Todas las plantas disponen de sistemas de odorización, por medio de los cuales, una vez que se ha producido la regasificación, se inyectan unas sustancias que dan olor en cantidades de algunas partes por millón.  Estas son compuestos orgánicos que contienen tanto azufre como tetrahidrotiofeno.

 

El gas natural es el combustible fósil de menor impacto ambiental. Su utilización contribuye a reducir la emisión de gases de efecto invernadero. En el hogar puede sustituir con ventaja a otros productos; en el transporte por carretera evita todos los inconvenientes de la gasolina y el gasoil, en cuanto se refiere a emisiones a la atmósfera. 

En el transporte marítimo, el GNL se presenta como el combustible idóneo para afrontar los requerimientos derivados de establecer áreas de control de emisión de gases de efecto invernadero. Junto a sus ventajas ambientales, su disponibilidad y su precio competitivo le auguran una gran demanda para la propulsión de las flotas mercante y pesquera.

En la generación de electricidad, es la tecnología no renovable menos agresiva con el medio. Comparado con otros combustibles fósiles, las ventajas del gas natural son muy notables: produce menos dióxido de carbono en su combustión, apenas emisiones de azufre y de metales pesados, el óxido de nitrógeno resulta muy inferior y no ocasiona residuos sólidos.

En España las plantas fueron concebidas inicialmente para la recepción, el almacenamiento y la regasificación de gas natural licuado, servicio que se presta a grandes clientes que son propietarios del combustible. Sin embargo, en los últimos años están evolucionando para convertirse en grandes centros logísticos, que también pueden reexpedir por vía marítima cargamentos tanto en grandes buques como para su distribución a pequeña escala.

La disponibilidad de regasificadoras aporta libertad al mercado energético ya que da entrada a diversos importadores y asegura las reservas estratégicas que precisa cualquier país. La actividad de las terminales resulta esencial para garantizar el funcionamiento eficiente de la red gasística nacional, de centrales eléctricas y de otras instalaciones industriales.